LOS ACEITES QUE REINAN EN GRANADA

La XX Edición de los Premios a la Calidad de los Mejores Aceites de Oliva Virgen Extra D.O.P. Poniente de Granada ha vuelto a coronar a la centenaria empresa familiar Roldán Oliva.

La entrega de estos premios reconoció un año más la excelencia de diversos aceites de oliva virgen extra en diferentes categorías. Roldán Oliva recibió por segundo año consecutivo el primer premio en la categoría Frutado Maduro por los aceites con frutado medio a aceituna madura Molino de la Calzada D’Origen Picual-Lucio, su versión premium envasada en vidrio, y Castillo de Íllora Picual-Lucio, su versión más económica en gran formato.

Estos aceites de oliva virgen extra, amparados bajo la Denominación de Origen Protegida “Poniente de Granada”, destacan por su frutado intenso de aceituna verde, de gran complejidad olfativa, predominando los tonos verdes de hierba, tomatera, almendra verde, manzana verde y hierbas aromáticas como la menta. En boca tienen una entrada suave, percibiéndose todas las notas olfativas. El amargo es suave y el picante de intensidad alta.

Son aceites muy versátiles y se pueden usar tanto para degustar en crudo en tostadas, ensaladas o finalizando platos, como para la elaboración de guisos o frituras.

Actualmente la Denominación de Origen Protegida “Poniente de Granada” integra a 16 municipios de la provincia de Granada y abarca 71.000 hectáreas de olivar. Además, cuenta con el apoyo del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural de la UE, la Junta de Andalucía y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España.

Con este nuevo premio, Roldán Oliva continúa agrandando su legado de galardones. En anteriores ocasiones ya han obtenido la Medalla de Oro en el concurso internacional Terraolivo por sus aceites de las variedades Picual-Lucio y también han sido destacados en Iberoleum con 87 puntos por sus aceites de la variedad Arbequina.

Desde 1895, la empresa familiar Roldán Oliva se ha dedicado a la elaboración de aceite de oliva virgen extra usando como soporte la sabiduría del buen hacer y la pasión por mejorar.

Cinco generaciones que, a lo largo de más de 120 años, han convertido la antigua almazara en una fábrica de última tecnología, que preserva la tradición y calidad pero que deja paso a la modernidad para conseguir los mejores aceites.